Viviendas

Sus viviendas

En la vida guaraní las casas eran muy importantes. Las más sencillas eran los paravientos que hacían para pasar una o dos noches cuando estaban lejos de las aldeas. Eran unos palos clavados en el suelo, en fila, inclinados y tapados por hojas de palmera o pasto: un simple toldo por si llovía. Casas en serio eran las de las aldeas, con sus cincuenta metros de largo. Eran tan grandes porque en cada uno no vivía un matrimonio con sus hijos, sino muchas parejas emparentadas, con sus hijos, primos, tíos, tíos abuelos, abuelos, sobrinos y nietos. Por eso la casa era fundamental, además de vivienda, era lo que agrupada a la familia. Muchas veces en una sola casa vivían 60 personas. Las casas tenían armazón de postes y techo de hojas de palmera o pasto. Este techo era muy alto, pero además llegaba muy abajo, casi hasta el suelo, para proteger de las lluvias. Las paredes eran de madera y barro, este era un buen aislante para el calor. En cada punta de la casa había una puerta. No había ventanas para mantener fresco el interior y evitar que entraran mosquitos y otros bichos. Una serie de paredes dividía las habitaciones de cada familia. Cada matrimonio tenía su fogón para cocinar. El fuego lo prendían con dos palitos, haciendo girar uno sobre otro. Las casas estaban agrupadas en aldeas, generalmente de a 8, alrededor de una plaza cuadrada.

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